La calle de la antigua fábrica de aceite (o era acero?)
Con un ticar de un muslo, que asomaba a la esquina sur,
toda la calle se vertió, desesperada y rápida, hasta ella.
El jinetero estafador, la vendedora de cigars,
Dos serenos que iban a trabajar, lejos!
Un almendrón desenfrenado de color fucsia,
Tres futuros chefs cocineros en sus uniformes,
Una mama y un papa llantas, un curador de bienal
y suyo artista mui amigo, el cual le gusta el capital
mucho más que el capitalismo, la chimenea de la fábrica,
que se torció al punto de que caeron dos o tres ladrillos.
Hasta la puerta de dragones se viraron cabezas,
y los que estaban en el malecón se callaron, un momentico.
Mientras eso, sus cadenas avanzaban, indómitas,
su sombra en diagonal por la calle
- un corte triangular sobre las fachadas, negro, igualitario.
Ah, pitonisa de Neptuno! A todos les silbaba la lengua y trocaban los ojos.
A.
Con un ticar de un muslo, que asomaba a la esquina sur,
toda la calle se vertió, desesperada y rápida, hasta ella.
El jinetero estafador, la vendedora de cigars,
Dos serenos que iban a trabajar, lejos!
Un almendrón desenfrenado de color fucsia,
Tres futuros chefs cocineros en sus uniformes,
Una mama y un papa llantas, un curador de bienal
y suyo artista mui amigo, el cual le gusta el capital
mucho más que el capitalismo, la chimenea de la fábrica,
que se torció al punto de que caeron dos o tres ladrillos.
Hasta la puerta de dragones se viraron cabezas,
y los que estaban en el malecón se callaron, un momentico.
Mientras eso, sus cadenas avanzaban, indómitas,
su sombra en diagonal por la calle
- un corte triangular sobre las fachadas, negro, igualitario.
Ah, pitonisa de Neptuno! A todos les silbaba la lengua y trocaban los ojos.
A.